GUÁRICO / Un promedio de 5 a 72 horas sin servicio de energía eléctrica además de escasez del suministro de agua de agua potable y el padecimiento constante ante el deterioro de aproximadamente el 85% de la vialidad rural, con largos tramos sin vías asfaltadas o enripiadas, hechas de barro, en una zona agropecuaria de vital importancia para la producción de alimentos en la región llanera, son algunos de los problemas que enfrentan diariamente los cazorleños.
En desidia y abandonó es la situación en la que están las carreteras del municipio San Gerónimo de Guayabal específicamente la que conduce a la parroquia Cazorla, un problema constante que enfrentan no solo los productores agropecuarios, desde hace varios años los vecinos claman por la asistencia gubernamental.
En este sentido, ningún Diputado, Concejal, Alcalde o gobierno Regional se ha abocado a dar respuestas o mitigar la situación de crisis de estas zonas guariqueñas. Al parecer, el pueblo debe esperar un milagro y sino que lleguen las desgracias, para que sean asistidos con un populismo y proselitismo voraz.
En tal motivo serán reclutados a cambio de las migajas de su propia supervivencia. Se les ve vestidos de rojo, púrpura y azul teniendo como único patrimonio una camisa, y un mejor puesto en el reparto de la dádiva.
Asimismo la proliferación de los daños viales, ha incidido directamente en lo económico, alimentario y social, disminuyendo la capacidad productiva del Estado llanero.
Sin embargo en el año 2017 José Vásquez y la Profesora Liisbeth Nairoby Garcia hoy alcalde, al momento de asumir su cargo como gobernante tomó el compromiso de reactivar las fuerzas productivas de la región y llevarlas a su máxima capacidad.
Contrario a su lema de gobierno “Producir es Vencer”, que según está orientado en una visión de trabajo que permita impulsar el área económica y productiva del estado Guárico, lamentablemente eso quedó sentado en los auspicios teóricos, actualmente la región sufre una grave crisis en el sector de las vialidades rurales, servicios públicos y agroproductivos, estas son algunas de las denuncias de productores y el ciudadanos de a pie.
Ni siquiera cuenta, ser tierra de fe, por el milagro en la curación de la niña Yaxury Solórzano, aprobado por unanimidad que elevó a los santuarios al Dr. José Gregorio Hernández. La fe es lo último que les queda a la comunidad para salir de la crisis.