GUĂ€RICO / MarĂa JosĂ© Quintana depende de las remesas que mensualmente recibe de familiares en el exterior, para poder alimentar a su hijo menor con autismo.Â
«Mis hijos mayores están fuera del paĂs y gracias a Dios son profesionales que me pueden ayudar, dependo de ellos», agrega la mujer, quien vive en San Juan de los Morros, estado Guárico.Â
SegĂşn el más reciente estudio realizado por el Observatorio Venezolano de Seguridad Alimentaria y Nutricional (OVSAN) el 89 % de los hogares guariqueños en los que algĂşn miembro ha emigrado, dependen de las remesas del exterior.Â
Para ella el drama de la alimentaciĂłn se «triplica» al tener un niño de 11 años con una condiciĂłn que requiere de una dieta estricta para estabilizar su salud.Â
«Desde el año 2006 estamos batallando con la condiciĂłn de mi hijo, Ă©l tiene una dieta sin gluten, sin azĂşcar, sin lácteos. Desde el 2016, que comenzĂł la escasez en el paĂs, se convirtiĂł en un drama, en aquel momento no habĂa ni siquiera para darle proteĂnas», recuerda.Â
La situaciĂłn no mejorĂł con los años, porque aunque ahora se consiguen los alimentos, Quintana, quien se dedica al comercio, no puede comprar los productos que necesita para cumplir con sus requerimientos.Â
«Prácticamente toda la proteĂna que se puede comprar en esta casa es para Ă©l, mi mamá que es adulto mayor consume proteĂnas solo una vez a la semana o cada 15 dĂas», agrega.Â
Los datos de OVSAN revelan que el 97 % de los guariqueños no consumen pescado, mientras que el 56 % asegura no poder consumir alimentos fuentes de proteĂna animal como las carnes.Â
Quintana lamenta no poder cumplir con lo que los mĂ©dicos recomiendan. «No consigo los productos sin gluten, es muy difĂcil hacerle un postre sin gluten, sin azĂşcares ni lácteos. Ha presentado problemas de diarrea crĂłnica».
Destaca que es sumamente caro. «Yo trabajo como comerciante, no es un trabajo fijo. Mis hijos son los que nos ayudan desde el extranjero».Â
De los recursos mensuales que dispone para comprar comida, el 90 % es de las remesas. «Yo gano en bolĂvares prácticamente agua y sal, no es fácil estar dependiendo de otra persona porque tus ingresos no alcanzan».Â
Al igual que la mayorĂa de las familias, Quintana deja de comer para alimentar a su pequeño. «Las personas con autismo tienen problemas con el lĂłbulo frontal y los medicamentos que Ă©l recibe, que son carĂsimos, les generan mucha hambre, el metabolismo es elevadĂsimo. Por lo que hay que darle mucha proteĂnas para que su metabolismo se calme».Â
Sueña con que sus hijos puedan regresar al paĂs. «Quisiera que mi hijo menor tenga la oportunidad de sobrevivir, porque las personas con discapacidad lo tienen doblemente difĂcil, quisiera que el gobierno se sensibilizara por esta situaciĂłn».Â
-Que entendamos que la fortaleza de un paĂs es cuando dirigimos nuestros esfuerzos a ayudar el que menos tiene, el que menos puede, mi hijo en este caso es de los que menos tiene y menos puede.