GUÀRICO / El inicio de la cuarentena social por el COVID-19 fue un choque frontal psicológico para los que habitamos este hermoso país llamado Venezuela, debido a la llegada de esta pandemia lo que disminuyo considerablemente la presencia de personas en la Capital del estado Guàrico y resto de los Municipios que conforman la geografía Llanera.

Pero hoy, cuando se cumple treinta y cuatro días (34) del decretado distanciamiento social en Guàrico, hemos tomado como referencia el Municipio Juan German Roscio Nieves donde la actividad parece no haber parado nunca, con la única diferencia de que todo el que la transita, usa tapabocas y en algunos casos, guantes.

Abundan las advertencias de que si no
está protegido, no entrará al establecimiento. En algunos locales
ofrecen alcohol o antibacterial para desinfectar las manos de los clientes y el
vigilante administra con celo la entrada de personas
. La calle ‘borbotea’
de gente, mientras la actividad sigue.

Caleteros caminan hasta 10 cuadras cargados con bultos de alimentos o productos de limpieza o alimentos, pues en el cruce de la calle Santa Izabel prolongación de la Avenida los Llanos cruce con la calle Santa Rosa, una patrulla policial cierra el paso y así todos los cruces de acceso a la avenida Bolívar de San Juan de los Morros. Pueden pasar las personas en bicicleta y quiénes andan a pie, cargan a cuestas las pesadas bolsas de alimentos o productos de higiene que han adquirido. Los establecimientos que proveen estos artículos, son los únicos que están abiertos, salvo una que otra ferretería, además de panaderías y centros de salud.

La necesidad es la máscara que cubre la cara de las personas que acuden a la principal calle comercial del Municipio Roscio, pues al ser consultados por el diarioelnacionalista.com algunos de los transeúntes respondieron que necesitan comprar productos de primera necesidad o trabajar para poder comer. Los vendedores ambulantes, también hallan su sustento en medio de esta exposición al virus, aunque la ganancia sea muy poca.

La gente camina con una inusual sensación de seguridad por la nutrida presencia de policías y militares en esta zona céntrica de la ciudad, sin embargo según indicaron algunos comerciantes, los rateros tampoco se quedaron en casa.

FuenteDIARIOELNACIONALISTA.COM