Cielos rojos, aguas verdes: la realidad que respiramos, el futuro que pescamos
Cielos rojos, aguas verdes: la realidad que respiramos, el futuro que pescamos

Cielos rojos, aguas verdes es el trabajo de Adriana Loureiro Fernández no es solo una colección de imágenes; es un espejo que refleja la cotidianidad de un país que lucha por sobrevivir entre la riqueza de su tierra y la pobreza de su gente.

Sus fotografías, expuestas en la Sala Mendoza bajo el título Cielos Rojos, Aguas Verdes, capturan la paradoja de un entorno que, aunque devastado, sigue siendo el escenario de la vida diaria de miles de venezolanos.

Cielos Rojos, Aguas Verdes: El impacto ambiental y social que retrata Adriana Loureiro

La fotógrafa venezolana Adriana Loureiro Fernández presenta su exposición «Cielos Rojos, Aguas Verdes» en la Sala Mendoza, una muestra que forma parte del World Press Photo 2024. Con el apoyo de la Embajada de los Países Bajos, el Instituto Prensa y Sociedad Venezuela (IPYS) y el Centro de Investigaciones y Estudios Fotográficos (CIEF), la exposición estará abierta hasta el 20 de marzo.

No es solo una colección de fotografías; es un espejo que refleja la realidad cotidiana de un país que, a pesar de su riqueza natural, se ahoga en las consecuencias de la explotación y el abandono. Sus imágenes capturan no solo el deterioro ambiental, sino también la resiliencia de las comunidades que, día a día, conviven con la contaminación, la pobreza y la incertidumbre.

Loureiro, con su lente, nos lleva a un viaje por el lago de Maracaibo y Punta de Mata, donde el petróleo no solo mancha el agua, sino también el futuro de quienes dependen de ella.

La realidad detrás de las imágenes

Sus imágenes no son solo un registro de la contaminación, sino un testimonio de cómo las comunidades continúan pescando, trabajando y viviendo en medio de un paisaje que parece sacado de una distopía. Es aquí donde lo cotidiano se convierte en surrealismo: niños jugando cerca de vertidos de crudo, familias que cocinan con el humo de refinerías como telón de fondo, y pescadores que navegan entre aguas teñidas de verde por el metano.

Lo impactante de su trabajo no es solo la crudeza de las escenas, sino la normalidad con la que estas se presentan. Es la realidad que todos respiramos, el aire que compartimos, el futuro que, sin querer, estamos construyendo. Loureiro no solo retrata el daño ambiental, sino también la resiliencia de un pueblo que, a pesar de todo, sigue adelante.

Además, su labor como mujer en el fotoperiodismo contemporáneo añade otra capa de significado a su obra. En un mundo donde las fake news inundan las redes sociales, Loureiro defiende la veracidad de la imagen, la importancia de contar historias reales con ética y sensibilidad. Su trabajo no solo denuncia, sino que también inspira a pensar en soluciones, en medidas legislativas, en un futuro donde la fotografía siga siendo una herramienta para cambiar realidades.

Cielos Rojos, Aguas Verdes es más que una exposición; es un llamado a la conciencia, un recordatorio de que lo que vivimos día a día no es normal, pero que aún hay esperanza si decidimos actuar. Loureiro, con su cámara, nos invita a no solo mirar, sino a ver, a sentir y, sobre todo, a actuar.