Nicolás Maduro asumió la presidencia de Venezuela para el período 2025-2031 en medio de controversias electorales y cuestionamientos internacionales sobre la legitimidad de su mandato.
Controversia electoral y ausencia de actas en contra de Nicolás Maduro
La oposición venezolana y diversos actores internacionales han cuestionado la legitimidad de las elecciones de julio de 2024, en las cuales Maduro fue declarado vencedor. El Consejo Nacional Electoral (CNE) no publicó las actas electorales que respaldan su supuesto triunfo, lo que ha generado dudas sobre la transparencia del proceso.
Edmundo González Urrutia, candidato opositor, sostiene que él fue el verdadero ganador de los comicios. Sin embargo, las autoridades electorales no han proporcionado detalles completos del conteo de votos, a pesar de las evidencias presentadas por la oposición que indican la victoria de González.
Reacciones internacionales y sanciones
La comunidad internacional ha reaccionado ante la juramentación de Maduro. La Unión Europea impuso sanciones a 15 funcionarios venezolanos involucrados en las controvertidas elecciones de 2024. Además, varios países reconocen a González Urrutia como el legítimo presidente de Venezuela.
En respuesta a las críticas, el gobierno de Maduro ha tomado medidas como el cierre de fronteras con Colombia y la suspensión de vuelos, con el objetivo de impedir el retorno de líderes opositores al país. Estas acciones han sido vistas como intentos de silenciar a la oposición y consolidar el poder del oficialismo.
Perspectivas para el nuevo mandato
En su discurso de toma de posesión, Maduro anunció planes para impulsar una «gran reforma constitucional» que definirá el rumbo de Venezuela para los próximos 30 años. Según sus declaraciones, esta reforma buscará democratizar la vida política y social del país, transformando el Estado en uno verdaderamente democrático y orientado al pueblo.
A pesar de las promesas de reformas y mejoras, Venezuela continúa enfrentando desafíos significativos, incluyendo una crisis económica profunda, sanciones internacionales y tensiones políticas internas. La comunidad internacional y la ciudadanía venezolana observan con escepticismo y preocupación el desarrollo de este nuevo período presidencial.