El gobierno de España ha dado un paso significativo en política migratoria al aprobar cambios en el Reglamento de Extranjería, que permitirán regularizar la situación de aproximadamente 900.000 migrantes en los próximos tres años. Esta reforma busca atender tanto las necesidades de los inmigrantes como las demandas del mercado laboral español.
La ministra Elma Saiz destacó que el objetivo de esta medida es ofrecer una «vida plena como ciudadanos» a quienes ya residen en el país. Por lo tanto, España adopta un enfoque inclusivo, en contraste con otras naciones desarrolladas que endurecen sus políticas migratorias.
Cinco vías para regularizar a miles de migrantes
La reforma introduce nuevas modalidades de arraigo (social, sociolaboral, familiar, socioformativo y de segunda oportunidad) que beneficiarán a decenas de miles de extranjeros en situación irregular. Además, flexibiliza trámites de extranjería, facilita permisos de trabajo y amplía los beneficios para estudiantes y familiares de extranjeros nacionalizados españoles.
Entre los cambios más relevantes, destaca la posibilidad de:
- Regularizar la residencia de extranjeros que perdieron su permiso.
- Optar por un permiso de trabajo tras completar estudios.
- Reagrupar familiares de hasta 26 años.
- Trabajar desde el primer día con permisos simplificados.
Estas medidas no solo benefician a los migrantes, sino que fortalecen sectores como la agricultura, donde la mano de obra extranjera ha sido clave.
Impacto económico y social positivo en España
En un momento crítico para la economía global, España apuesta por los migrantes como una solución estratégica. Con una población envejecida y una tasa de natalidad en declive, su contribución resulta esencial para sostener el sistema de pensiones y la seguridad social.
El presidente Pedro Sánchez resaltó que los migrantes son «riqueza, desarrollo y prosperidad» para España. De hecho, estudios recientes revelan que el país necesitará hasta 24 millones de inmigrantes para mantener su sistema económico en las próximas décadas.
Por otro lado, el impacto social también es evidente. Familias separadas podrán reunirse, y comunidades vulnerables accederán a oportunidades educativas y laborales, integrándose plenamente a la sociedad española.