AGENCIA EFE/ La afirmación que se vierte en el título de este post es falsa: el asma, como enfermedad, no se puede prevenir. Pero lo que sí es real es que, además de controlarla, en mayor o menor medida se pueden prevenir las crisis asmáticas. Y ello se logra por tres vías:
- Conocer la enfermedad.
- Aprender a vivir con ella.
- Cumplir con el tratamiento.
El primer punto implica no sólo saber cuáles son los síntomas habituales y aprender a reconocerlos, sino saber también qué situaciones, acciones o cosas pueden producirle a uno las crisis asmáticas. Sólo esto permite adoptar toda una serie de medidas preventivas eficaces relacionadas al uso de sustancias irritantes de las vías respiratorias y al principal agente desencadenante de las crisis de asma, la alergia al polen y los ácaros del polvo, además de a otras sustancias:
- Utilizar colchones antiácaros o utilizar fundas de este tipo.
- Mantener la casa libre de polvo. Aspirar todos los días y evitar la acumulación de objetos, las moquetas y las alfombras, elementos sobre los que suele depositarse el polvo.
- Evitar los ambientes húmedos, especialmente si se constata la existencia de manchas de humedad, en la que es fácil que se formen colonias de hongos.