Alertan sobre aumento de accidentes cerebrovasculares en jóvenes

 

VENEZUELA / Aunque tradicionalmente se han asociado a los accidentes cerebrovasculares (ACV) con personas mayores que padecen enfermedades sistémicas como la hipertensión arterial y la diabetes, se ha registrado un incremento de casos en adultos jóvenes, lo que los convierte en una población vulnerable.

Un problema de salud pública Conocidos popularmente como «derrames cerebrales«, los ACV pueden dividirse en dos categorías desde una perspectiva fisiológica: los isquémicos, que afectan el suministro de sangre al cerebro y pueden resultar en discapacidades transitorias o permanentes, y los hemorrágicos, que involucran la ruptura de vasos sanguíneos cerebrales y conllevan daños al tejido cerebral. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que las enfermedades cerebrovasculares son un problema de salud pública global, con una creciente incidencia y altas tasas de morbimortalidad. González-Soto enfatizó que la prevención desempeña un papel fundamental en la reducción de los riesgos de sufrir un ACV. «Es esencial educar a las personas sobre los factores de riesgo y promover un estilo de vida saludable desde edades tempranas». Sus recomendaciones incluyen seguir hábitos saludables, como una alimentación equilibrada, mantener un peso adecuado, hacer ejercicio regularmente y evitar el tabaco, las drogas, el abuso de sustancias y el consumo excesivo de alcohol. Además, destacó la necesidad de controlar y tratar afecciones médicas subyacentes, como la hipertensión arterial, la diabetes y los problemas de lípidos, que pueden aumentar las posibilidades de padecer un ACV.

El neurocirujano José A González-Soto advirtió con preocupación cómo las salas de emergencias y consultas del país tienen una alta prevalencia de personas menores de 50 años afectados con esta patología.

Por ello destacó la importancia de reconocer los síntomas de un posible ACV y actuar de inmediato, y que pueden incluir debilidad súbita o adormecimiento en la cara, brazos o piernas, dificultad para hablar o comprender, pérdida repentina de la visión, mareos intensos o pérdida de equilibrio.

«La prevención de los accidentes cerebrovasculares es una responsabilidad compartida entre los profesionales de la salud y la sociedad en general. Debemos trabajar juntos para promover la conciencia, la educación y la adopción de hábitos saludables desde edades tempranas”.

Un problema de salud pública

Conocidos popularmente como «derrames cerebrales«, los ACV pueden dividirse en dos categorías desde una perspectiva fisiológica: los isquémicos, que afectan el suministro de sangre al cerebro y pueden resultar en discapacidades transitorias o permanentes, y los hemorrágicos, que involucran la ruptura de vasos sanguíneos cerebrales y conllevan daños al tejido cerebral.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que las enfermedades cerebrovasculares son un problema de salud pública global, con una creciente incidencia y altas tasas de morbimortalidad.

González-Soto enfatizó que la prevención desempeña un papel fundamental en la reducción de los riesgos de sufrir un ACV. «Es esencial educar a las personas sobre los factores de riesgo y promover un estilo de vida saludable desde edades tempranas».

Sus recomendaciones incluyen seguir hábitos saludables, como una alimentación equilibrada, mantener un peso adecuado, hacer ejercicio regularmente y evitar el tabaco, las drogas, el abuso de sustancias y el consumo excesivo de alcohol. Además, destacó la necesidad de controlar y tratar afecciones médicas subyacentes, como la hipertensión arterial, la diabetes y los problemas de lípidos, que pueden aumentar las posibilidades de padecer un ACV.