El Hambre Convoca las Protestas

 

Por Jesús Hurtado Power / En los últimos meses del año 2022 en el país se intensificó la crisis económica, desmontando la desmedida publicidad del régimen, que señalaba que “Venezuela se arregló”. Durante los últimos años se aplicó la estrategia de aprovechar los abundantes recursos económicos provenientes de la corrupción de los jerarcas del régimen y los enchufados, para realizar grandes inversiones, que solo evidenciaron los altos niveles de calidad de vida de un pequeño sector de la población, y cuyo propósito era tratar de visibilizar una escenario alejado de lo que pasa en el país, donde realmente cada día aumentan los niveles de pobreza y de pobreza extrema.

Al quedar sin dólares para continuar inyectando al sistema cambiario y mantener el tipo de cambio sobrevaluado, que evidentemente no se ajustaba con el crecimiento de la inflación, se inició un período de mega devaluación, que hizo explotar la burbuja con la cual el régimen pretendió engañar a los venezolanos y a la comunidad internacional. Finalmente las consecuencias de la fracasada política económica del régimen la estamos pagando los venezolanos y en particular los más vulnerables. De esta manera, la devaluación (Ver Gráfico 1) y la alta inflación han destruido el poder adquisitivo de los venezolanos, cuyo salario mínimo, desde marzo del 2022 cuando se ajustó a $30, viene disminuyendo hasta ubicarse en $5,79 (Ver Gráfico 2) a comienzos del año 2023, y en los actuales momentos solo representa el 1% de la Canasta Alimentaria, que para noviembre-22 tuvo un costo de $480 (Cendas).

Toda esta situación generó que el hambre, presente en los hogares de los trabajadores venezolanos convocará las protestas, iniciadas por los educadores el lunes 9 de enero cuando debían comenzar las clases después del receso navideño. Prácticamente a lo largo de todo el país los educadores salieron a las calles a protestar exigiendo un salario digno, y de inmediato a las protestas se sumaron los trabajadores del sector salud y del sector universitario, las cuales se mantienen hasta el día de hoy, sin respuesta por el indolente régimen a las exigencias planteadas. Por el contrario, el régimen de Maduro intensifica por una parte, las medidas represivas contra los dirigentes gremiales, sociales y políticos tratando de amedrentarlos para impedir la justa protesta, y por la otra, mantiene a las familias venezolanas en situación de pobreza extrema, al verse imposibilitadas para adquirir una canasta mínimamente básica de alimentos. Este cuadro demuestra la aplicación de una política de exterminio por hambre.

Gráfico 1

En los últimos meses del año 2022 en el país se intensificó la crisis económica, desmontando la desmedida publicidad del régimen, que señalaba que “Venezuela se arregló”. Durante los últimos años se aplicó la estrategia de aprovechar los abundantes recursos económicos provenientes de la corrupción de los jerarcas del régimen y los enchufados, para realizar grandes inversiones, que solo evidenciaron los altos niveles de calidad de vida de un pequeño sector de la población, y cuyo propósito era tratar de visibilizar una escenario alejado de lo que pasa en el país, donde realmente cada día aumentan los niveles de pobreza y de pobreza extrema. Al quedar sin dólares para continuar inyectando al sistema cambiario y mantener el tipo de cambio sobrevaluado, que evidentemente no se ajustaba con el crecimiento de la inflación, se inició un período de mega devaluación, que hizo explotar la burbuja con la cual el régimen pretendió engañar a los venezolanos y a la comunidad internacional. Finalmente las consecuencias de la fracasada política económica del régimen la estamos pagando los venezolanos y en particular los más vulnerables. De esta manera, la devaluación (Ver Gráfico 1) y la alta inflación han destruido el poder adquisitivo de los venezolanos, cuyo salario mínimo, desde marzo del 2022 cuando se ajustó a $30, viene disminuyendo hasta ubicarse en $5,79 (Ver Gráfico 2) a comienzos del año 2023, y en los actuales momentos solo representa el 1% de la Canasta Alimentaria, que para noviembre-22 tuvo un costo de $480 (Cendas). Toda esta situación generó que el hambre, presente en los hogares de los trabajadores venezolanos convocara las protestas, iniciadas por los educadores el lunes 9 de enero cuando debían comenzar las clases después del receso navideño. Prácticamente a lo largo de todo el país los educadores salieron a las calles a protestar exigiendo un salario digno, y de inmediato a las protestas se sumaron los trabajadores del sector salud y del sector universitario, las cuales se mantienen hasta el día de hoy, sin respuesta por el indolente régimen a las exigencias planteadas. Por el contrario, el régimen de Maduro intensifica por una parte, las medidas represivas contra los dirigentes gremiales, sociales y políticos tratando de amedrentarlos para impedir la justa protesta, y por la otra, mantiene a las familias venezolanas en situación de pobreza extrema, al verse imposibilitadas para adquirir una canasta mínimamente básica de alimentos. Este cuadro demuestra la aplicación de una política de exterminio por hambre. Gráfico 1 Fuente: BCV, 2023 Gráfico 2 Fuente: BCV, 2023. Cálculos propios. Asimismo, el fracaso del tercer foro del diálogo social realizado en Nueva Esparta, con asistencia de la OIT, se debió a la negativa del régimen de aprobar la exigencia de los trabajadores de cumplir con el artículo 91 de la CRBV, para la obtención de condiciones salariares justas. De esta manera, el régimen, conjuntamente con la cúpula de Fedecamaras, impide cualquier posibilidad de incremento salarial, demostrándose que no existe ninguna intención de mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores, por el contrario, se quiere mantener los niveles de pobreza extrema para el control social. Esta situación, que es de suma gravedad para la gran mayoría de los venezolanos, debe encender de una vez por todas las alarmas en los líderes sindicales, políticos y sociales, no es posible sobrevivir sin salario, jubilaciones y pensiones, la devaluación y la hiperinflación las pulverizaron. Es necesario, dejar las diferencias a un lado, unirse alrededor de la clase trabajadora y entender que con Maduro en Miraflores no hay solución posible, la salida a la grave crisis pasa por el cambio político, que permita el establecimiento de un gobierno democrático que implemente las políticas públicas necesarias para la reactivación de la economía y la recuperación del país. Mientras tanto, el hambre continuará convocando las protestas.

Fuente: BCV, 2023

Gráfico 2

 

En los últimos meses del año 2022 en el país se intensificó la crisis económica, desmontando la desmedida publicidad del régimen, que señalaba que “Venezuela se arregló”. Durante los últimos años se aplicó la estrategia de aprovechar los abundantes recursos económicos provenientes de la corrupción de los jerarcas del régimen y los enchufados, para realizar grandes inversiones, que solo evidenciaron los altos niveles de calidad de vida de un pequeño sector de la población, y cuyo propósito era tratar de visibilizar una escenario alejado de lo que pasa en el país, donde realmente cada día aumentan los niveles de pobreza y de pobreza extrema. Al quedar sin dólares para continuar inyectando al sistema cambiario y mantener el tipo de cambio sobrevaluado, que evidentemente no se ajustaba con el crecimiento de la inflación, se inició un período de mega devaluación, que hizo explotar la burbuja con la cual el régimen pretendió engañar a los venezolanos y a la comunidad internacional. Finalmente las consecuencias de la fracasada política económica del régimen la estamos pagando los venezolanos y en particular los más vulnerables. De esta manera, la devaluación (Ver Gráfico 1) y la alta inflación han destruido el poder adquisitivo de los venezolanos, cuyo salario mínimo, desde marzo del 2022 cuando se ajustó a $30, viene disminuyendo hasta ubicarse en $5,79 (Ver Gráfico 2) a comienzos del año 2023, y en los actuales momentos solo representa el 1% de la Canasta Alimentaria, que para noviembre-22 tuvo un costo de $480 (Cendas). Toda esta situación generó que el hambre, presente en los hogares de los trabajadores venezolanos convocara las protestas, iniciadas por los educadores el lunes 9 de enero cuando debían comenzar las clases después del receso navideño. Prácticamente a lo largo de todo el país los educadores salieron a las calles a protestar exigiendo un salario digno, y de inmediato a las protestas se sumaron los trabajadores del sector salud y del sector universitario, las cuales se mantienen hasta el día de hoy, sin respuesta por el indolente régimen a las exigencias planteadas. Por el contrario, el régimen de Maduro intensifica por una parte, las medidas represivas contra los dirigentes gremiales, sociales y políticos tratando de amedrentarlos para impedir la justa protesta, y por la otra, mantiene a las familias venezolanas en situación de pobreza extrema, al verse imposibilitadas para adquirir una canasta mínimamente básica de alimentos. Este cuadro demuestra la aplicación de una política de exterminio por hambre. Gráfico 1 Fuente: BCV, 2023 Gráfico 2 Fuente: BCV, 2023. Cálculos propios. Asimismo, el fracaso del tercer foro del diálogo social realizado en Nueva Esparta, con asistencia de la OIT, se debió a la negativa del régimen de aprobar la exigencia de los trabajadores de cumplir con el artículo 91 de la CRBV, para la obtención de condiciones salariares justas. De esta manera, el régimen, conjuntamente con la cúpula de Fedecamaras, impide cualquier posibilidad de incremento salarial, demostrándose que no existe ninguna intención de mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores, por el contrario, se quiere mantener los niveles de pobreza extrema para el control social. Esta situación, que es de suma gravedad para la gran mayoría de los venezolanos, debe encender de una vez por todas las alarmas en los líderes sindicales, políticos y sociales, no es posible sobrevivir sin salario, jubilaciones y pensiones, la devaluación y la hiperinflación las pulverizaron. Es necesario, dejar las diferencias a un lado, unirse alrededor de la clase trabajadora y entender que con Maduro en Miraflores no hay solución posible, la salida a la grave crisis pasa por el cambio político, que permita el establecimiento de un gobierno democrático que implemente las políticas públicas necesarias para la reactivación de la economía y la recuperación del país. Mientras tanto, el hambre continuará convocando las protestas.

 Fuente: BCV, 2023. Cálculos propios.

Asimismo, el fracaso del tercer foro del diálogo social realizado en Nueva Esparta, con asistencia de la OIT, se debió a la negativa del régimen de aprobar la exigencia de los trabajadores de cumplir con el artículo 91 de la CRBV, para la obtención de condiciones salariales justas. De esta manera, el régimen, conjuntamente con la cúpula de Fedecamaras, impide cualquier posibilidad de incremento salarial, demostrándose que no existe ninguna intención de mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores, por el contrario, se quiere mantener los niveles de pobreza extrema para el control social.

Esta situación, que es de suma gravedad para la gran mayoría de los venezolanos, debe encender de una vez por todas las alarmas en los líderes sindicales, políticos y sociales, no es posible sobrevivir sin salario, jubilaciones y pensiones, la devaluación y la hiperinflación las pulverizaron. Es necesario, dejar las diferencias a un lado, unirse alrededor de la clase trabajadora y entender que con Maduro en Miraflores no hay solución posible, la salida a la grave crisis pasa por el cambio político, que permita el establecimiento de un gobierno democrático que implemente las políticas públicas necesarias para la reactivación de la economía y la recuperación del país. Mientras tanto, el hambre continuará convocando las protestas.