Democracia sin partidos?

Por: J.V.Flores Muñoz / Un Tema muy controversial hoy día es el referente al de los partidos políticos, esta cuestión se torna más candente al avecinarse una contienda electoral. Los partidos son atacados por diferentes frentes, en primer lugar por aquellos que no forman parte de estos pero que de alguna manera aspiran protagonizar en la política; en este caso y casi siempre terminan fundando algún movimiento  electoral o un partido; cosa nada criticable pues hasta el momento es la única forma civilizada de actuar en competencias electorales por posiciones de poder.

Por otro lado se encuentran los señalamientos de escasa representatividad con el fin de descalificar; tal partido no llega ni al uno por ciento. Los partidos de oposición todos juntos no llegan ni al diez por ciento. En fin son apreciaciones subjetivas o no; lanzadas adrede  por motivaciones políticas, esto forma parte del argot, bien lo definía el  filósofo e historiador francés Michel Foucault: “la política es la continuación de la guerra por otros medios”.

La actividad política sobre todo en América del Sur y creo que en el resto del continente tiene cierto parecido a esos mundiales de Fútbol, pocos conocen la celebración del próximo mundial, las infraestructuras en construcción, las eliminatorias de los equipos , la sede y la fecha de su realización, poco se habla de esto. Pero en los 30 días de su realización del mundial casi todos somos fanáticos, seleccionamos nuestros equipos y celebramos cada juego.

Durante el acostumbrado receso electoral los partidos no suenan, sus actividades de formación y organización que son permanentes apenas se conocen, su trabajo es de proselitismo y formación de cuadros  además de la planificación de propuestas dispuestas a  llevarlas a cabo en espacios logrados. Pero una vez anunciada la fecha de elecciones las miradas se vuelven hacia los partidos políticos, sus dirigentes pasan a ser escrutados por los electores, vendrán ahora tácticas y estrategias para participar en la competencia.

Suele pasar que en algunos casos el partido oxigena al candidato seleccionado, tal es el caso en el partido de gobierno, otras veces el candidato oxigena al partido, con frecuencia esto pasa en partidos de oposición. Una cosa es invariable lo que un partido en el gobierno no sembró durante su gestión jamás podrá cosecharlo.

Por muchos partidos que existan, hablo desde luego en una nación regida por principios democráticos, nunca podrán estos tener la representación total de la población; en condiciones normales incluyendo gobierno y oposición la suma de su representación podría estimarse conservadoramente en un 30% del electorado. En la medida que un país tiende al desarrollo económico y social de su población crece el nivel de independencia de la gente, quizás sea esto una de las causas de los gobiernos socialistas comunistas por mantener la pobreza y la miseria en sus gobiernos.

Si hacemos un ejercicio porcentual con lo anteriormente dicho, tendríamos acá en Venezuela una relación conservadora de la siguiente manera: miembros de partido (gobierno y oposición),30%; declarados abstencionistas, 30% e independientes, 40%. Como puede observarse es el renglón de los independientes el de mayor valor porcentual (40%). Interesante esto porque es precisamente esta relación lo que más incita a muchos incautos a creer que este sector es fácilmente transferible; los hay muy osados que se atreven afirmar que un candidato definido como independiente, no tendría problemas en imponerse en una contienda electoral.

Los independientes son tal porque no están afiliados a militancia alguna pero de ninguna manera son eunucos políticos ni mucho menos ignorantes de la misma. Creer que una persona influiría sobre este sector por definirse independiente es creer en fantasías, lo tradicional en este sector es su fuerza para inclinar la balanza, por supuesto no es una inclinación homogénea más bien es diseminada en todas las opciones; así que siempre una mayor parte de su inclinación favorecería grandemente. En todas direcciones apuntan los independientes, unos hacia el oficialismo otros hacia la oposición, no hay forma de controlar esto; solo las propuestas del mensaje y el carisma del candidato son elementos que influyen mucho en esta inclinación.

Loa procesos electorales, sus características, sus objetivos motivan o desmotivan al electorado en general, hay algunos eventos que les interesa a todos, hay otros que solo a la militancia motiva, ejemplo: una cosa es una elección para seleccionar un candidato de la oposición a la presidencia de la Republica (primarias) y otra es una elección para elegir el presidente de la Republica. La primera entusiasma solo a la militancia y amigos de los partidos, está demostrado estadísticamente en muchos procesos de este tipo que el promedio de asistencia se ubica en un rango  de 12% a ¡5% del total del electorado efectivamente votante ; me explico, si en Venezuela existiera como cercanamente existe 21.000.000 electores , si descontamos 25% por encontrarse en el exterior por las causas que todos conocemos quedarían 15.750.000 electores efectivos , si tomamos el promedio del rango (12% – 15%) o sea 13,5% de los 15.750.000 electores; podemos señalar que para unas elecciones primarias se esperaría una asistencia de 2.126.250 electores.

Más o menos esto sería lo sinceramente estimado, un poco más de esta cifra el evento sería considerado extraordinario. En consecuencia y para determinar unas proyecciones cercanas a la realidad, se considera que por cada voto en el proceso de primarias  acudirían dos más en el acto de votación principal que serían las elecciones presidenciales, ya que esto  entusiasma casi a todos los electores; en este caso estaríamos hablando de 6.378,750 electores que la iniciativa de primarias sumaría a estas elecciones. Esto bajo el supuesto de que las partes protagonistas del proceso de primarias mantengan firme el objetivo supremo de salir de la Dictadura.

Por ultimo cabe destacar que los partidos pueden renovarse  hasta pueden cubrir sus espacios otros nuevos, pero pensar que una Democracia puede funcionar sin partidos es una verdadera utopía.