Por J.V. Flores Muñoz / Todo juego tiene sus reglas no hay otra, el juego sin reglas genera caos y desde luego los resultados son imprevisibles. A quien le conviene jugar sin reglas? Desde luego que el más fuerte, quien bajo el amparo de no haber reglas impone las propias, las que le conviene y así asegurar la ganancia. Las Dictaduras son tal porque no aceptan reglas, además de violar las existentes paradójicamente imponen las suyas tomando en cuenta sus intereses, en su mente no cabe perder el juego, para ellos esto es perder privilegios y en consecuencia quedar a expensas de penas por haber castrado y violado las normas establecidas del juego democrático.
Lo anterior se está viviendo en Venezuela; una dictadura ha venido paulatinamente socavando las reglas establecidas por una experiencia democrática de 40 años, lamentablemente interrumpida por un aventurero de la política, que en su afán desmedido de poder inicio la destrucción de las instituciones que regían la convivencia en libertad. Para ello convoco aprovechando la euforia del triunfo una Asamblea Constituyente pero jamás con miras de perfeccionar el valioso esfuerzo de demócratas ejemplares que dieron vida a instituciones que garantizaban las libertades propias de una democracia en ascenso, sino por el contrario su oscuro objetivo eran crear sus propias reglas qué le permitieran implantar un sistema de gobierno para su uso y abuso del poder; el destino quiso que su ambición se truncara, y en condiciones de metástasis, dinásticamente paso el testigo a una hechura suya; mas inepto si pero aún más violador de todo tipo de derechos.
Ese heredero de tanta ignominia es precisamente a quien nos enfrentamos, cerca del noventa por ciento (90%) de venezolanos mayores de 18 años e inscritos en el registro electoral piden a gritos salir de Maduro, ya no se puede, no hay vida con este régimen y mucho menos esperanza de una vida buena.
Esta gran mayoría, lejos de generar optimismo en la lucha por el cambio, incita al oportunismo, muchos genios no refrenan su ambición, no están de acuerdo con nada.
Ante todo esto prevalece una propuesta en camino: Las Primarias, en torno a ella se han sumado la mayor parte de la oposición, se les ve en las calles, en asambleas, en casa por casa; llevando el mensaje de la candidatura unitaria. Es una iniciativa plausible, es una manera de sumarse a un juego donde las reglas no están a nuestro favor, no contamos con ellas, pero si con los verdaderos protagonistas del juego: El Pueblo y su voto. Podrán inhabilitar un candidato, pero nunca podrán inhabilitar la facultad del voto, en este caso este es el arma matadictadura; la sociedad organizada moviéndose y defendiendo cada voto en cada mesa.
Como llegar a esto? En realidad esto ya empezó y las primarias son la primera etapa del proceso, mantenerse unidos es el secreto del triunfo. Podrán atentar contra las primarias, pueden llegar hasta eliminarlas, perseguir y amedrentar a los miembros de la comisión electoral, en fin provocar un atentado con la finalidad de desmoralizar la intención del voto, podrán imponer un CNE cien por ciento chavimadurista, podrán inhabilitar candidatos hasta el final; pero el entusiasmo de cambio es una realidad siempre y cuando los candidatos y organizaciones participantes se mantengan firmes y unidos ante el objetivo supremo: salir de Maduro.
Con mucha seriedad y claridad hay que empezar a crear conciencia respecto a la posibilidad de un gran acuerdo nacional antes o después de las primarias. El gran ganador de una confrontación civil sin duda es el régimen, sus provocaciones son demasiado descaradas, verdaderamente ansia esa confrontación, todo le favorece y para eso ha creado sus propias reglas,
Gane quien gane las primarias, si acaso se llegan a realizar, está en la obligación de entender a favor de quien están las cosas, lejos de caer en terrenos de la dictadura sería bueno pensar que el pueblo lo que quiere es cambio; con el candidato que sea (dentro de los parámetros por supuesto), pero cambio al fin.