VENEZUELA/ El señor Leal falleció en 2020 por problemas asociados al covid-19. Al momento de enfermarse no contaba con los recursos suficientes para un tratamiento y hospitalización adecuados. Desde 2017 perdió todo el dinero depositado en uno de los cuatro bancos off shore del BOD, propiedad de Víctor Vargas, los cuales fueron intervenidos y cerrados por las autoridades bancarias y financieras en 2020.

Justamente en 2017 él y su familia se dieron cuenta por primera vez que no podían transferir de una cuenta a otra, parte de los depósitos que tenían en el Banco Orinoco NV en Curazao, por lo que comenzó un cúmulo de preocupaciones. Esta incertidumbre nunca se calmó dada las respuestas de los empleados bancarios que iban desde que «se estaban cambiando de un banco corresponsal a otro» y, que no se preocuparan «porque ya, se iba a solucionar la situación». Pero nunca pasó.

«Nosotros no teníamos dinero, para esa época del covid-19 se podía escuchar que gente con seguro o adinerada se podía hospitalizar en una clínica privada, pero nosotros teniendo dinero en el Banco Orinoco para que lo pudieran atender, nunca pudimos tener acceso. Tuvimos que recorrer varias clínicas en ambulancia y no lo recibían. Gracias a Dios contamos con la ayuda de un amigo médico que se ofreció a ayudarnos financieramente, pero ya estaba muy delicado de salud y en 15 días que estuvo hospitalizado no pudo sobrevivir», contó un familiar del señor Leal que pidió no ser identificado.

El caso del señor Leal es uno de los 12.000 clientes del Banco Occidental de Descuento (BOD) que aún esperan por la entrega de su dinero depositado en Banco Orinoco NV en Curazao, BOI Bank en Antigua y Barbuda, All Bank Corp en Panamá y Bancamérica (Banca Múltiple de las Américas) en República Dominicana.

Mucho de los afectados son personas naturales que abrieron cuentas desde las sede del BOD en Venezuela, pero parte de sus fondos fueron enviados a los bancos en el exterior del holding Cartera de Inversiones Venezuela C.A., perteneciente en 99,57% al banquero Víctor Vargas Irausquín. La promesa de mayores retornos por su inversión en divisas en sus bancos fuera del país, fue el argumento para convencer a los clientes; aunque a otros ni se les consultó ni se pidió autorización para la transferencia de los recursos.

El señor Leal fue un empresario de ascendencia europea y decidió repartir en vida la herencia a sus hijos, quienes tuvieron la mala fortuna de tomar una decisión cuya consecuencia nunca imaginaron: uno de ellos decidió dejar el dinero depositado en el Banco Orinoco y el segundo en All Bank.

«Nosotros y un conjunto de personas decidimos en primer lugar hacer la denuncia en la Sudeban de la mano de Anauco y el abogado Roberto León Parilli. Ahora hoy en día mi familia está enfrentando problemas, nos está costando mucho mantener lo poco que nos queda. Tengo amigos que me han ayudado con el pago de la escuela de mis hijos y todo ello, sin necesidad, ya que tenemos un dinero al que no tenemos acceso y el cual nos podría solventar mucho de nuestros problemas», dijo uno de los integrantes de la familia Leal consultado por TalCual.