GUÁRICO/ Se han generado versátiles ofertas de negocios ante un panorama económico cada día más complejo, la necesidad llevó a algunos comerciantes en San Juan de los Morros, a buscar alternativas desesperadas para continuar llevando sustento a sus hogares en medio de la cuarentena por la pandemia de covid-19 con la complicada situación de trabajar solo 2 semanas al mes y la crisis de combustible que afecta a todo el país.
Andrea García, alquila un modesto local donde vendía ropa que debió poner en pausa con el inicio del confinamiento, por no tratarse de un sector priorizado.
A las semanas de no percibir ingresos, y recibir la presión del acumulamiento del pago del alquiler, tomó la decisión de adaptar su negocio a la venta de víveres en un intento de superar la difícil situación económica a la que le tocó enfrentarse.
“Pegó mucho en el bolsillo cuando nos quedamos sin hacer nada. Ya veníamos sentidos porque tenemos niveles de inflación que rebasan todo lo que tenemos”, señaló Garcia, cuya familia está integrada por siete personas. “Somos un grupo familiar numeroso y tratamos de adquirir alimentos que rindan para todos, como los granos, que rinden más”.
La comerciante detalló que, además, tuvo que parar el único carro que tenían para movilizarse debido a la dificultad para surtir gasolina, además esto le complica la entrega a tiempo de los pocos alimentos que actualmente vende, a esto se le une tener que cumplir a diario un horario reducidos a escasas 5 horas.
En este sentido a Carlos Ramírez, tampoco la ha tenido fácil en estos últimos tres meses. Es comerciante de víveres y charcutería en el centro del municipio Juan German Roscio Nieves y, aunque no se vio en la obligación de cerrar su negocio o cambiar de rubro por la cuarentena, la crisis de la gasolina lo ha golpeado fuerte.
“Si uno va a echar gasolina a cinco mil bolívares el litro hay que hacer colas de un día para otro y ese tiempo se puede dedicar en el trabajo, buscar mercancía, entonces nos vemos obligados a comprarla en 0,5 dólar el litro donde hay menos cola”, afirmó.
Sus ventas han disminuido y sus gastos ahora son mayores, ya que le toca pagar la gasolina a precio dolarizado y hacer otros gastos que antes no estaban contemplados en su estructura de costos. Recordó que antes su pequeño comercio le era más rentable y le alcanzaba para vivir.
Otro obstáculo que le ha tocado sortear es el retraso de sus proveedores, ya que hay muchos que son de Miranda, Falcón y los otros estados llaneros que le despachan. Ahora no logran llegar con la misma facilidad y frecuencia a la capital por el problema de la gasolina y el gasoil.
Esta difícil situación, obliga a muchos comerciantes a no poder abrir ni siquiera las escasas 5 horas, además han pensado en cerrar sus puertas, lo que implica dejar a su familia sin ingresos y a varios empleados sin empleo, afectando las ventas de proveedores y la adquisición de vienes a los ciudadano que compran día a día, lo que promueve la escasez e inflación.
